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Epidemiologia

Sobre la epidemia de peste en Francia: 1720-1722

Sobre la Epidemia de peste en Francia: 1720-1722.

La última epidemia importante en Europa occidental estalló en Marsella en 1720, luego del arribo a ese puerto el 25 de mayo de ese año del buque Grand St. Antoine, el cual había zarpado del puerto sirio de Saida, el 30 de enero de 1720, en pleno apogeo de la peste en Siria.

Durante la travesía habían muerto siete marineros, cuyas defunciones fueron atribuidas a la mala alimentación y la falta de higiene del barco. Al llegar a Marsella, las autoridades sanitarias decidieron confiscar la mercancía que venía a bordo y pusieron en cuarentena durante quince días a los ocho pasajeros y la tripulación, en un lazareto de una isla ubicada en mitad del puerto. Todo esto nos lo narra Jean-Nöel Biraben, investigador en el Institut National d’Études Démographiques de París.

El 14 de junio los pasajeros obtuvieron permiso para desembarcar, uno de los cuales se marchó a París. También los marineros recibieron ese permiso, se pusieron en contacto con marselleses a quienes les vendieron de contrabando varias piezas de tela. Nos informa Biraben que “Al cabo de poco tiempo cayeron enfermos los mozos que habían transportado las telas (...) y varios marineros. Fueron ingresados en hospitales, donde murieron uno tras otro”. También se enfermaron las personas que habían adquirido las telas y familiares. El 14 de julio...”un tal Dr. Sicard habló por primera vez de peste. El Dr. Bauzon, sin embargo, a quienes los concejales habían pedido una opinión experta, mantuvo que sólo se trataba de fiebres malignas, causadas probablemente  por lombrices intestinales. La opinión pública se alarmó, pero como entre el 15 y el 21 de julio no se dieron más casos, pasó de un extremo al otro y acusaron al Dr. Sicard y a los concejales de haber alarmado a todo el mundo por una tontería. El 22 de julio, sin embargo, se declararon nuevos casos; el 23 de julio murieron catorce personas (...) el 29 de julio aumentó repentinamente el número de defunciones (...) por fin, el Parlamento de Aix proscribió la ciudad de Marsella y la Cámara de Comercio (Chambre de Vacations) prohibió todo comercio entre la ciudad y la provincia, ya era tarde para detener la epidemia, pues habían huido de la ciudad casi diez mil habitantes (...) Al mismo tiempo, era demasiado pronto para acordonar la ciudad, pues no había existencias almacenadas y escaseaban los alimentos”.

El 6 de agosto comenzó el estallido de protestas por el alza de los precios y la escasez de pan. El 8 de agosto fueron militarizados los mendigos para que se ocuparan de enterrar a los muertos, porque quienes ordinariamente hacían ese oficio no se daban abasto. A finales de agosto la enfermedad había alcanzado su  máxima virulencia. También morían quienes conducían las carretas llenas de montones de muertos y los enterradores. En septiembre la peste causó estragos y los muertos se acumularon. De los 80.000 habitantes que no lograron huir antes del acordonamiento de la ciudad, fallecieron 39.344. Los panaderos supervivientes huyeron. Solo tres carniceros sobrevivieron después del 9 de septiembre. Todo el personal de los mataderos murió. Murieron policías y casi toda la guarnición formada por 350 hombres murió. También fallecieron 50 maestros sombrereros, 270 oficiales de sombrerería, 84 carpinteros, 78 sastres, 110 zapateros, 350 zapateros remendones y 350 albañiles. En noviembre la ciudad quedó liberada de la peste, pero el 3 de febrero de 1722 se produjo un nuevo brote, causando 260 personas enfermas, de las cuales fallecieron 194.

Los que habían huido antes del acordonamiento de Marsella llevaron la peste  a localidades de Provenza. Ya para agosto de 1720, la peste había llegado a Aix , Apt, Aubagne, Toulón. En octubre  llegó a a Martigues, en noviembre a Salon, en diciembre a Tarascon. El 12 de julio de 1721 arribó a Marvéjols, el 17 de agosto a Avignon, y el 9 de septiembre a Alés. Luego de dos años causando estragos la peste llegó a su final en agosto de 1722. Para el 31 de agosto de ese año solo en Provenza se habían registrado 94.184 casos de peste, de los cuales 89.119 habían fallecido.

Señala Biraben que el curso de la peste no fue azaroso, sino que tendió a seguir a lo largo de las vías de comunicación  más importantes de la época, y a concentrarse en zonas densamente pobladas que se hallaban cercanas a esas vías de comunicación. Los datos parecen apoyar la hipótesis de Ricardo Jorge sobre el destacado papel cumplido por las pulgas en la transmisión de la peste en Europa occidental desde la Edad Media hasta nuestros días. Tampoco se descarta la influencia de los factores climáticos, indica Biraben.

BIBLIOGRAFÍA.

Biraben, J.N.: Ciertas características demográficas de la epidemia de peste en Francia: 1720-1722., En: Glass, D.V. y Revelle R. (compiladores) (1978): Población y Cambio Social. Estudios de demografía histórica. Madrid, editorial TECNOS.

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