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Demografia

Planificación de Zonas Azules

La caracterización como longevas de las poblaciones de las llamadas Zonas Azules nos permite hipotetizar que ellas son planificables y realizables  porque en ellas vivir  sería una condición existencial progresiva y directamente asociada con la Vida con Calidad (VcC). Son la felicidad y la vida con calidad las que nos hacen longevos en comunidades pletóricas de actividad social y física, de estilos de vida sanos. Las zonas azules no son asilos de ancianos. Ellas serían la consecuencia de una expectativa muy  humana centrada en vivir felizmente desde el nacimiento hasta completar el ciclo vital de cada persona. Bastante profusas son las recomendaciones de que gozar de buena salud está relacionado con estilos de vida saludables referidos a salutíferos hábitos alimentarios, el frecuente ejercicio físico, la reducción del estrés, la realización periódica de exámenes médicos, entre otras medidas. Cuantificando, mediante tasas de mortalidad observadas y tasas de mortalidad estandarizadas, los efectos que sobre la mortalidad ejercen los factores biológicos y los factores sociales en Venezuela, pudimos verificar que el impacto de factores sociales en la reducción de las tasas de mortalidad general fue mayor que el causado por factores biológicos[1]. Ese hallazgo nuestro debería ser verificado en las zonas azules más conocidas.

Las zonas azules han sido caracterizadas como áreas geográficas en las cuales se ha observado una alta concentración de personas con edades superiores a los 80 años y en condiciones saludables en comparación con el resto del mundo. Entre las zonas azules más conocidas se hallan la isla de Okinawa en Japón, la península de Nicoya en Costa Rica, la isla de Ikaria en Grecia, la región de Loma Linda en California y la isla de Cerdeña en Italia. En ellas, las personas tienden a desarrollar estilos de vida saludables mediante el consumo de alimentos no procesados, de carnes de modo autolimitado junto con alto consumo de frutas, legumbres, hortalizas, verduras y pescado, así como también mucha actividad fisica asociada principalmente con labores agrícolas. La  jubilación no forma parte del ideario de los residentes de las mencionadas zonas azules, y ellos mantienen frecuentes relaciones familiares, sociales y comunitarias[2].

Disfrute familiar en la Penísula de Nicoya, Costa Rica.

Desde un enfoque holístico y transdisciplinario de la planificación territorial, las zonas azules pueden ser una fuente de inspiración y un modelo a seguir para crear comunidades más saludables y sostenibles. Estudiar más profunda y científicamente las características y actividades de estas áreas puede proporcionar ideas valiosas sobre cómo diseñar espacios geográficos que fomenten el bienestar de sus habitantes. En los centros poblados han de existir obras de infraestructura que favorezcan  la actividad física, creando caminerias y pistas para pasear en bicicleta, plazas, parques y otros centros donde los habitantes puedan reunirse, interactuar y establecer relaciones sociales. Además, es importante promover la diversidad y la inclusión en comunidades armónicas, creando  areas de  esparcimiento, recreación  y demás espacios abiertos y comunitarios donde todas las personas sean  bien recibidas y valoradas.

En las zonas azules planificadamente creadas  también es importante adelantar actividades  que promuevan los procesos educativos, la preservación y protección del ambiente, asegurando  la calidad de los suelos, del aire y del agua. A los habitantes de esas zonas azules hay que brindarles el acceso a servicios de salud de óptima calidad y oportunos, que fomenten la integración en red de los servicios de salud prehospitalarios y los servicios de salud hospitalarios, que favorezcan la participación de las comunidades informadas, formadas y organizadas en la gestión del sistema público de salud, con especial énfasis en las labores de prevención primaria de las enfermedades y las lesiones..

Concluimos señalando que las zonas azules son descritas como áreas geográficas con una cantidad importante de personas octogenarias, nonagenarias y centenarias, en condiciones saludables. Para la planificación territorial, estas áreas pueden ser un modelo para crear comunidades más saludables, felices, resilientes y sostenibles.


Bibliografía.


[1] Orta C, Rómulo, Jelenkovic A., Diana y López M. Rubén: El impacto diferencial de los efectos estructurales y residuales sobre la mortalidad en Venezuela, entre 1960 y 2005. ASOCIACION VENEZOLANA DE ESTUDIOS DE POBLACIÓN. V ENCUENTRO NACIONAL DE DEMÓGRAFOS Y ESTUDIOSOS DE LA,POBLACIÓN. UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA. CARACAS. SEPTIEMBRE DE 2011.

[2]  Netflix: Vivir 100 años - Los secretos de las zonas azules.
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